miércoles, 1 de julio de 2009

Eduardo "Tato" Pavlovsky opina sobre el guión inicial...

Poroto siempre fue para mí un personaje de profundo interés, sobre todo por su noción de la huída como fenómeno terapéutico. Huir de lo tóxico, huir de lo nocivo, huir de lo triste. Después seguí su historia por amor al personaje en una pequeña novela que se llama “Dirección contraria”. Creo que Eduardo Misch vio la obra “Poroto” no menos de seis u ocho veces. Era un asiduo concurrente de la obra y de la resonancia afectiva que le producía el personaje.
Acá en esta nueva experiencia teatral se propone retomar el tema desde varios puntos de vista, tomando siempre la filosofía de Poroto como eje del espectáculo y para ello se embarca en una muy buena experimentación, libre y sin ataduras produciendo una multifacética exploración del personaje y su contexto.
Para mí Eduardo experimenta, juega y se divierte con todas las resonancias e implicancias del personaje y su contexto siguiendo tal vez una vieja idea de Deleuze, que dice que en este mundo tan alienado y distorcionante hay que crear vacuolas de incomunicación para preservarse evitando cuidadosamente introducirse en la estética de lo superfluo.

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